Según un estudio reciente, la imagen que tienen los adultos sobre sí mismos influye mucho en su forma de caminar, y en las caídas y accidentes que pueden sufrir a raíz de la misma.

En efecto, cada vez hay más sugerencias que indican que la forma de caminar de una persona, guarda más relación con el aspecto psicológico que con el aspecto físico de la misma.



El estudio, que se desarrolló en la Universidad de Harvard, consistió en una simple intervención en la que se les mostraba a los participantes adultos mensajes subliminales, con una computadora que mostraba palabras de forma tan rápida, que estas no podían ser leídas, por lo sólo eran entendidas en forma subconsciente. Luego de asimilarlas, estas personas mayores, caminaron casi un 10 por ciento más rápido que sus pares, que no habían sido expuestos a estos “mensajes”.

Según los especialistas que llevaron a cabo el estudio, estas pruebas demostraron que los estereotipos que tiene la sociedad sobre el envejecimiento, pueden en efecto tener un impacto directo en las funciones físicas de la gente mayor. Los resultados sugirieron además que los mensajes positivos de refuerzo, ayudaban a mejorar las funciones en los adultos, poniendo en el tapete el estereotipo que señala que la declinación física y mental es inevitable en los adultos.

Además, con respecto a los casos en donde la velocidad en el caminar de la gente mayor se retrasaba perceptiblemente, los estudios demostraron que las causas podían ser mucho más complejas que “el simple envejecimiento”, y que estas personas podían, por consiguiente, requerir cuidados médicos más intensos.

Una característica importante en la acción de caminar, que afecta la capacidad de balance (lo que se conoce como "tiempo de oscilación") tiene que ver con la cantidad de tiempo en que se tiene cada pie sobre la tierra. Aquellos adultos que tienen más dificultades para caminar, tienen, justamente, menor “tiempo del oscilación”.

De cualquier forma, los especialitas afirman que los estudios sobre la acción de caminar en los mayores, se han centrado tradicionalmente en las enfermedades y los problemas físicos, antes que en las cuestiones mentales. Y como vimos, los estereotipos –mentales, por supuesto-, que tiene cada persona sobre sí misma, pueden influir mucho sobre su comportamiento, en este caso la forma de caminar.

En este mismo estudió se pidió a casi 50 personas sanas, -hombres y mujeres de entre 63 y 82 años-, que, una vez divididos aleatoriamente en dos grupos, jugasen a un juego de computadora durante 30 minutos, en el cual las palabras destellaban de forma muy abreviada en la pantalla.

Nuevamente, las palabras aparecían demasiado rápidamente como para ser leídas (parecían flashes oscuros), pero permanecían el tiempo suficiente como para que puedan ser captadas por el subconsciente, dando así mensajes subliminales. Además, antes y después del juego, cada participante recorrió una distancia para determinar su velocidad. También fue medido el “tiempo de oscilación”, durante dos minutos, con un equipo especial.

Cuando los investigadores compararon estos recorridos, el grupo de los mayores expuestos a palabras positivas sobre el envejecimiento, como por ejemplo "sabio", "astuto", y "logro", mostró un aumento significativo en su velocidad y tiempo de oscilación. Por su parte, el otro grupo, que fue expuesto a palabras negativas como "senil", "dependiente" y "enfermo" no demostró ninguna diferencia significativa en sus velocidades o tiempo de oscilación durante sus dos caminatas.

De esta forma, el equipo de investigación concluyó que los mismos estereotipos negativos que ciertas personas tienen sobre sí mismos, juegan un importante rol en la pérdida de la velocidad y de tiempo de oscilación durante el acto de caminar, por parte de las personas mayores.

Otros estudios que siguen esta línea, también han demostrado que este tipo de estereotipos, puede influenciar muy diversos aspectos de la vida humana, como la escritura, la confianza en sí mismo, e incluso la voluntad para vivir. De hecho, los investigadores encontraron que las personas mayores que recibieron el “refuerzo psicológico”, -sin estar enterados de él-, tenían una voluntad más fuerte para vivir frente aquellos que eran expuestos a imágenes negativas.

Según los especialistas, las opiniones sobre el envejecimiento cambiaron mucho durante estos últimos años. Prueba de ello son, por ejemplo, el caso del astronauta norteamericano John Glenn que decidió volver al espacio, o de la vedette argentina Moria Casán, quien anunció que espera un hijo, a la edad de los 55 años.

Por eso mismo, si hasta el momento los esfuerzos para ayudar en el acto de caminar habían apuntado al ejercicio físico, actualmente la tendencia es investigar las causas psicológicas que pueden mejorar la velocidad de los hombres y mujeres mayores.

Lo que se está buscando, afirman los investigadores, es intentar identificar cuánto tiempo demora establecer mejoras en el acto de caminar, después de la entrada de información positiva, y qué ventajas concretas pueden observarse con los grupos menos sanos, como por ejemplo los pacientes con la enfermedad de Parkinson.

Para este estudio también se utilizan microsensores, que miden la presión y sensibilidad de los pasos, mediante un pequeño registrador instalado en el tobillo. Estos dispositivos controlaron el ritmo de caminata natural de una persona, midiendo centenares o miles de variaciones por paso.

Otro estudio realizado en personas mayores, que poseen un historial de caídas sin ninguna razón evidente, encontró que ellas tenían más variaciones en sus modelos de caminar, comparados con aquellos que no tenían historial de caídas.

El estudio examinó a 35 hombres y mujeres mayores de 70 años, quienes podrían caminar, de forma independiente, por lo menos durante seis minutos. Los monitores de recorridos detectaron de dos a tres veces más variabilidad en los patrones de movimientos en aquellos que tenían un historial de caídas. Sin embargo, el estudio encontró que aquellos que solían caerse más, no caminaban más lentamente que sus pares con menor registro de accidentes.

El objetivo de dicha investigación era, en última instancia, investigar a los pacientes mayores para predecir quién tenía más probabilidades de intentar prevenir tales caídas.

Las caídas son un problema severo en los ancianos, ya que pueden provocar que sus caderas se quiebren o se produzcan otras lesiones, y pueden, a menudo, dar lugar a una cierta pérdida de la independencia y aumentar las chances de que estas personas deban ser internadas en una clínica de reposo.

Si bien la velocidad a la que una persona mayor camina, no parece ser un elemento que prediga sus caídas, la variabilidad en su ritmo y modelo de caminar, sí puede dar algunas pistas.

Sin embargo, aún se necesitan más investigaciones para confirmar si la variabilidad de los pasos precede o sigue a dichas caídas, ya que es posible que la gente que se ha caído una vez, cambie, en forma negativa, su modo de caminar, debido a sus miedos de caerse nuevamente. Por el momento, la tecnología de sensores de pasos, está solamente disponible para la investigación y no en los consultorios de los médicos, por lo que es algo dificultoso realizar estudios muy extensos.

Pero cada vez hay más evidencias de que los cambios en la forma de caminar, no simplemente se deben al envejecimiento, y que los mismos no se deben concebir como una parte inevitable e intrínseca del envejecimiento. Por el contrario, los problemas al caminar podrían ser sólo el signo de que hay algo mal en la salud de una persona.

Por lo tanto, si usted sufre de caídas, los especialistas recomiendan ver cuanto antes a un médico. La misma lentitud o falta de equilibrio, se podría incluso relacionar con enfermedades de base neurológica (como por ejemplo el Parkinson o el Alzheimer), las enfermedades cardíacas, la artritis, los problemas en la visión, los efectos de ciertas medicaciones, la obesidad, o la inactividad física que conduce a la debilidad de los músculos.

Para aquellas personas que no gocen de una excelente salud, la recomendación de los especialistas es "ejercicio, ejercicio, y más ejercicio", de manera tal que puedan aumentar y mantener su fuerza muscular, y lograr también un mayor equilibrio, para reducir el riesgo de caídas y los problemas al caminar.

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